Antes de llegar a la «capital» más alta del mundo, La Paz ya nos recibía con lluvias y ríos proactivos que aparecían en las vías por su propia iniciativa. Lo que debió ser un placentero viaje de tres horas desde Copacabana a La Paz (20 bol – $3.10) se transformó en 8 horas de aventura en donde nuestro chofer de bus demostraba su valentía y falta de perspectiva –tratando de convertir el bus en lancha-. Por suerte llegaron los héroes de amarillo (dos tractores gigantes) que amasaron el joven río para que podamos cruzar.

El bus anfibio camino a La Paz

Gracias amigo súper tractor
Aunque muchos se confundan, La Paz no es la capital de Bolivia (título mantenido por la ciudad de Sucre), pero sí es la sede de Gobierno, hospedando tanto al presidente como al poder legislativo de Bolivia. La Paz como ciudad es interesante, pero después de haber visto las maravillas que ofrece Bolivia, recomendamos aprovechar más días buscando la paz fuera de la ciudad. Un día de caminata te puede mostrar lo más importante, y aquí te va un recorrido sugerido.
LA PAZ COLONIAL
Ya que nos estábamos quedando en pleno centro y dado que llovió torrencialmente los tres días que estuvimos en La Paz, tuvimos muchas oportunidades para recorrer y disfrutar del casco colonial (ver al final las sugerencias de hospedajes). Como mejor me ubiqué fue separando el casco en dos partes, al noreste y al sureste de la Avenida Pérez Velasco.
Al Noreste: Tras un batido de papaya con fresas en el Parque Riosinho, nos recorrimos la cuadra de la calle Jaén. Pequeña pero hermosa, esta calle es una de las cuadras coloniales mejor cuidadas de la ciudad y si te gustan los museos estos son tus 200 metros de ensueño: Casa de Murillo (principal prócer de la independencia), instrumentos musicales (más que nada charangos), metales preciosos, Litoral Boliviano (sobre la guerra con Chile que le costó a Bolivia su mar), y el costumbrista «Juan de Vargas» -ojo que todos los museos cierran los lunes-. Realmente ninguno de estos llamó mucho nuestra atención y optamos por guardar nuestro tiempo de museos para visitar el Museo Nacional de Etnografía y Folclore – MUSEF, del cual habíamos oído buenas críticas por su tamaño y variedad.

Gaby sorprendida en la Calle Jaén
Ubicado a dos cuadras de la Jaén (Ingavi y Sanjines), el MUSEF te abre las puertas en una edificación colonial con una plaza interna digna de foto (20 bol.- $3.10). La visita por sus salas nos tomo menos de dos horas. Hay interesantes salas como la de textiles -con vídeos informativos sobre todo el proceso, desde la trasquilada de la llama hasta el uso del telar-, la sala de las máscaras que se usan en las distintas regiones para las festividades, la sala de coronas y artefactos de plumas, la sala de la historia de Bolivia y una sobre la transición de sus monedas. El museo está bien armado y su variedad de artículos lo hace interesante. La mayoría de explicaciones detallan minuciosamente el material con el que está elaborado cada artefacto y su técnica, sin embargo sus explicaciones dejan mucho que desear para quien quiere aprender sobre significados y usos de lo que está viendo.

Patio interno del MUSEF

Máscaras en desfile estático

Ahhh… MUSEF…
Siguiendo por la Ingavi llegamos a la Plaza Murillo, la principal. Alineadas están la Catedral, junto a esta el Palacio de Gobierno -conocido como Palacio Quemado, por sus reconstrucciones tras devastadores incendios-. A su lado se encuentra también el Congreso Nacional. La plaza Murillo es, además, el comedero favorito de todas las palomas de La Paz. Están muy bien entrenadas en el viejo refrán: «Le das la mano, y se coge del codo», ya que gustan de subirse hasta en la cabeza de cualquier comedido que las empiece a alimentar.

Las palomas confianzudas en Plaza Murillo
En la esquina frente a la catedral (que estuvo cerrada los tres días que estuvimos en La Paz), sobre la Calle Comercio se encuentra el Museo Nacional de Arte, con exposiciones gratuitas de artistas contemporáneos y si averiguas puede que tengas suerte y consigas entradas para obras de teatro y shows gratuitos en las tardes.
Siguiendo hasta el final de la Calle Comercio -que hace honor a su nombre con puestos de venta desde alfileres hasta electrodomésticos, llegamos al puente elevado que pasa sobre la Avenida Pérez Velasco y continúa a la transitada Calle peatonal Evaristo Valle. Y ahora crucemos el puente…

Calle peatonal Evaristo Valle
Al sureste: La Basílica de San Francisco domina el recorrido, con un estilo barroco mestizo (construida entre los siglos XVI al XVIII) que desde fuera te invita a que la visites. Una vez dentro lo lúgubre y oscuro de sus entrañas te harán apurar el paso para terminar la vuelta y volver a ver la luz en la plaza.

Basílica de San Francisco
Subiendo por la semi empinada lateral a San Francisco, la Calle Sagarnaga, nos encontramos en la Calle Murillo y en el famoso Mercado de Brujas de La Paz. ¿Necesitas un feto de llama para bendecir tu hogar? Pues este es lugar para conseguirlos. O si quieres ser más aburrido podrás al menos comprar una bolsita de hojas de coca para «chakchar» un bolo de éstas en tu mejilla y sobreponerte rápidamente al mal de altura.

Fetos de llama para bendecir las casas
Paralela a la Murillo, la Calle Linares también está repleta de lugares de artesanía, y una más allá la Av. Illampú tiene lo que necesites para acampar: gas de cocineta, navajas, esterillas, gas pimienta (lo venía buscando desde Perú, 30 bol. – $4.70), etc.
LA PAZ DE LADRILLOS VISTOS
Lo más bonito de La Paz es su casco colonial, el resto de la ciudad es una serranía cubierta de casas de ladrillo visto. Pero vale la pena aventurarse un poco más lejos para hacer uso del Teleférico, medio de transporte que con tres líneas conecta puntos distantes de esta montañosa ciudad, y su vecina ciudad de El Alto. De por sí ya te encuentras a unos 3.000 msnm, y si te subes en una cajita colgada de un fuerte cable podrás llegar a sobre los 4.100 msnm, y sin sudar.
Tuvimos dos opciones: caminar al noroeste hacia la estación del cementerio, la más cercana al centro, o irnos a conocer el Barrio de Sopocachi y tomar el teleférico desde ahí. El día anterior solo caminamos las pocas horas en la que la lluvia de ausentó y nos permitió ver el sol, y como habíamos leído que Sopocachi era un barrio bohemio, escogimos la segunda opción con ganas de una buena caminata por la cuidad.
PARQUE METROPOLITANO CENTRAL
De la Plaza Murillo tomamos la calle Potosí dirección sureste y llegamos a una serie de puentes elevados y un tanto resbaladizos que sobrevuelan el centro de La Paz. En la cima del muy abandonado parque está el Mirador de Laikakota, una zona creada para niños cuya entrada de 3.5 bol. ($0.50) te permite hacerte una resbaladera grande y observar La Paz desde el centro.

Vista de La Paz desde Mirador de Laikakota
SOPOCACHI
Después de varias cuestas y graderíos, el letrero de la calle Ecuador en Sopocachi nos emocionó, no porque estemos más cerca del nuestro objetivo sino porque cuando uno está fuera los catalizadores de recuerdos te emocionan!
No quedamos muy impresionados con la oferta de restaurantes aniñados del barrio y tras degustar una sobrepreciada y desabrida lasaña, llegamos a la estación de Mi Teleférico.
TELEFÉRICO Y EL MIRADOR DEL ALTO
Los 6 bolivianos ($0,85) que te gastas para subir y bajar valen la pena. El transporte está muy bien organizado y mantenido. En tu cabina de 8 personas vas apreciando lo inclinado de las elevaciones de La Paz, hasta que después de una parada llegas a su ciudad vecina de encima, El Alto.

Peter con su fruncido de ceño particular, y en el teleférico
No hay mucho que hacer por El Alto a excepción de visitar los «cholets», mezcla entre chalet y chola -nombre que se les da a las mujeres andinas-. Al parecer, los nuevos ricos aymaras que llegaron de las zonas rurales e hicieron fortuna como comerciantes o migrantes en Europa están creando una nueva corriente arquitectónica, el neoandinismo. Hay en torno a 140 pequeñas mansiones de estilo barroco y miles de colores en Bolivia, de las cuales la mayoría están en El Alto. Aunque cuidado, la ciudad puede no ser muy segura en ciertas zonas. Nosotros íbamos justos de tiempo así que, en el mirador junto a la estación, degustamos una habitas y arvejas tostadas mientras absorbíamos la vista de la ciudad.

Listo a elevarte?
Como no podía faltar, mientras bajábamos por el teleférico veíamos que se acercaban y nos ganaban en la carrera las queridas nubes negras. Nuestro plan era caminar hasta nuestro hostal y pasar por la Avenida El Prado viendo sus monumentos. Pero con una rodilla mala y toda el agua de los Andes a cuestas, tomamos un ómnibus con destino al Terminal (2 bol. – $0.30). Desde la ventana llorona de la pequeña buseta pudimos ver pasar al tieso Cristóforo Colombo y al monumento a la Madre Tierra, pero apenitas.
DONDE DORMIR EN LA PAZ
La primera noche la pasamos en el Hostal El Carretero (Calle Catacora 1056 y Junín), recomendado por un amigo artesano argentino, como el más barato de La Paz. A 35 bolivianos -$5.50 por persona – , tienes una cama de dormitorio, o si eres pareja cuarto propio con baño compartido. La cocina es bien amplía y su principal atracción es su patio central que sirve de sala de televisión, plaza de entrenamiento de malabares, lugar de skypear y comedor. Tiene un ambiente muy alegre… Hasta bien entrada la noche.
Buscando un poco más de paz, al día siguiente caminamos media cuadra hacia el Hostal Catacora (Calle Catacora y Pichincha esquina), mucho más pequeño y que al mismo precio para los dormitorios, te ofrece un ambiente más tranquilo y te pone una tele con cable en la habitación.
EL ENCUENTRO ESPERADO
Se preguntarán por qué seguíamos en La Paz después de tres días, si ya lo habíamos visto todo y no paraba de llover. Pues muy sencillo, estábamos esperando la oportunidad de tomarnos una Judas, nuestra cerveza Boliviana favorita, junto a nuestro buen amigo Luís Viguer que después de vivir un par de años en Chile retornaba a España, no sin antes darse unas vueltecitas de turisteo por La Paz, Copacabana y Cuzco. Está de más decirlo, pero valió la pena esperar!

La cervecita esperada con Viguer
3 comments
¡Qué de aventuras! Un placer leer las.
Muchach@s!! después e leerlos no tengo dudas de la belleza que me espera por allí !
Gracias por compartir sus experiencias e iluminar los pasos de quienes seguiremos sus pasos por allí
A seguir disfrutando del viajar
Gracias a ti!!!
Estos mensajes nos motivan a retomar un proyecto que tenemos un poco abandonado por cuestiones familiares.
Abrazo y suerte!!!