Trujillo no era uno de nuestros destinos planeados. Habíamos recibido referencias templadas y pensamos en buscar otros destinos más interesantes pero la casualidad nos llevó allí. Ahora estamos encantados y celebramos viajar por libre porque hemos tenido la oportunidad de conocer unos sitios arqueológicos fascinantes: las Huacas del Sol y de la Luna y la ciudadela de Chan Chan. Y como lo hicimos a lo freestylers, tratando de conocer su otra cara, el Chan Chan desconocido, queremos compartiros unos consejos que no vienen en las guías, por si algún rato pasáis por allí…
Si sois de los muy fanáticos de las ruinas, puede que en un día no os de tiempo a hacerlo todo. Si lo que queréis es conocer un poco sobre las culturas que poblaron el norte del Perú, su forma de vida; y flipar con preciosos paisajes en la puesta de sol, con un día lo tenéis arreglado.
HUACAS DEL SOL Y DE LA LUNA
Nosotros decididmos ir a las Huacas del Sol y de la Luna primero por una cuestión logística: nos estábamos quedando en Huanchaco y necesitábamos pasar por Trujillo para conseguir dinero. Pero aunque la casualidad nos ayudó, para nosotros es la mejor forma de hacerlo –ya veréis porqué más adelante… A las Huacas se llega tomando un bus (S/1,5) desde la calle Ibarra en Trujillo, cerca del mercado. La última parada es el museo de las Huacas, donde tendréis que decidir lo que queréis hacer: visitar sólo las huacas (S/10), visitar sólo el museo (S/5) o visitar ambas (S/15). Nosotros decidimos ver solo las Huacas, que es a lo que íbamos, porque el señor de la puerta no paraba de insistirnos en que fuéramos al museo –demasiada insistencia, algo ocultaba ese señor…

La montaña que vigila las Huacas del Sol y de la Luna
Las Huacas son unas gigantescas construcciones de adobe hechas por el pueblo Moche (siglos I y IX dC.) y regadas por toda la región. El tiempo las ha desgastado tanto que, desde lejos, pueden parecer una simple montaña, pero al acercarte te das cuenta de que es una montaña hecha con ladrillos de adobe. Tienen, además, la particularidad de ser algo así como una matrioshca rusa. Me explico: el jefe moche X decide crear un palacio para realizar rituales a sus dioses –incluidos sacrificios humanos. Lo construye. Cuando este jefe pasa a mejor vida, otro jefe lo reemplaza y decide hacer lo mismo, pero como no le gusta el templo del anterior, hace que lo rellenen por completo de ladrillos de adobe y manda construir el suyo encima. Y así sucesivamente. En la Huaca de la Luna hay hasta 5 niveles, todos completamente rellenos de adobe, y parece que en la del Sol (que no se visita por dentro) podrían ser más. Parece ser que el dios principal de los moche era la montaña, así que puede ser que por ello construyeran sus templos de esa forma.

El dios Aiapaec, dios de la montaña o «el Destripador»

Ladrillos de adobe originales de la Huaca de la Luna
El precio de la entrada puede parecer un poco elevado en comparación con otras Huacas de la región –con la entrada a Chan Chan, por ejemplo, se pueden visitar dos además de la ciudadela-, pero la conservación y la investigación que se lleva a cabo allí están financiadas por organizaciones privadas, a las que ayudaréis a seguir trabajando. Además, el precio incluye guía y la verdad es que son fabulosos. Conocen muy bien de lo que hablan, te dan un montón de información y saben responder a casi todas las preguntas –llegué a sospechar que son estudiantes de arqueología pero no averigüé-. Así, la horita y algo que dura la visita se hace super amena y se va uno con mucha información del sitio. Vereís como es la estructura por dentro, algunas pinturas murales que, al haber sido enterradas, se conservan con los colores originales y la fachada principal, con toda la iconografía de esta cultura. Es realmente interesante.
Al terminar, lo lógico sería tomar una de las combis de regreso –cada 15 minutos en la entrada misma de la Huaca de la Luna (no hace falta volver a la boletería)- pero es interesante volver caminando un rato por el desierto y darle la vuelta a la Huaca del Sol. No sabemos si está permitido pero, al estar a campo abierto, no cuesta nada darle una vuelta y ver de cerca las dimensiones de tamaño del apilamiento de ladrillos de adobe… Es impresionante.

Un almuerzo de primera (olvidad la sandalia)
Ya de vuelta, la misma combi que nos regresa a Trujillo se cruza en un par de puntos del trayecto con el bus de Huanchaco, que es el que lleva a Chan Chan. Podemos empalmar y seguir a lo loco, aunque nosotros recomendamos parar en el Mercado de Trujillo para reponer fuerzas, conseguir más agua y estar un ratito a la sombra (nosotros no lo hicimos porque llevábamos un rico y nutritivo pan con jamón york y medio litrillo de agua).
EL CHAN CHAN TURÍSTICO
Desde Trujillo y tras unos 20 minutos, el bus te deja en medio de la carretera, junto a un cartel que dice Chan Chan. Aquí hay que tomar decisiones. Si vuestro presupuesto es alto podéis negociar con uno de los taxistas que, seguro, os van a abordar. Sabed que, en realidad, tienen razón. Desde la carretera hasta las ruinas visitables de Chan Chan hay unos 20 minutos caminando bajo el sol –que hay que desandar después para visitar el museo- y bastantes más hasta la Huaca Arco Iris y la Huaca Esmeralda. Por lo que nos han contado, no deberían cobraros más de S/30 el taxi completo, ¡apretad!
Si, por el contrario, tenéis un presupuesto limitado, podéis seguir nuestro plan. Nosotros caminamos hasta la boletería y pagamos religiosamente los S/10 por persona que piden. Recorrimos –esta vez sin guía- la zona visitable y nos admiramos con Chan Chan. O más bien, con la reconstrucción que han hecho de Chan Chan. Veréis: el sitio de Chan Chan es una antigua ciudad totalmente hecha de adobe, que se extiende por más de 20 km2 y creada por la civilización Chimú (poblaron la zona del 700 dC. hasta un siglo después de la Conquista). Esto la convierte en la ciudad de adobe más grande de América y las segunda del mundo.
Pero como sabéis, el adobe está hecho de tierra y la tierra se deshace con el paso de los años y los factores climáticos. Pues bien, como en gran parte del Perú, el Ministerio de Cultura ha llevado a cabo un plan de restauración para que nos hagamos una idea de lo que fue Chan Chan hace 1000 años. ¿Qué ocurre? Pues que al final la zona visitable resulta ser la obra de arte de los 15 obreros que allí trabajan y que van reconstruyendo a golpe de escuadra y cartabón la antigua ciudadela. Y para colmo, con intención de que la obra de estos últimos no se dañe, le han puesto un techo de uralita encima para acabarlo de arreglar. Conclusión: no nos gustó demasiado.

Efectivamente, los chimú ya disponían del PVC para canalizar el agua…
EL CHAN CHAN DESCONOCIDO
– Pero Peter, ¡al principio del post decías que os había encantado!
– Sí, sí. Tenga paciencia mijo…
Pues bien, un poco desilusionados salimos del recinto y desandamos el camino a ver si llegábamos al museo, pero nos enteramos de que cierran a las 16 horas. Así que, ni cortos ni perezosos, decidimos ir a explorar un pedacito más de los 20 km2 que nos quedaban. ¡Gran acierto! Las “ruinas ruinas” del Chan Chan desconocido son espectaculares, especialmente al atardecer, cuando el sol lo baña todo de una mezcla de ocre y naranja. Larguísimos pasadizos flanqueados por paredes de cuatro o cinco metros. Sinuosas formas de las estructuras deshechas por los años, la lluvia y el viento. Vegetación que crece en medio de la nada. Recintos a los que, simplemente, es imposible entrar porque no tienen puertas y no hay como trepar las paredes. El Chan Chan inexplorado es impresionante.
Para los más aventureros, dormir en una carpa dentro del sitio debe ser algo único. No sabemos cómo de legal es pero si nosotros hubiéramos tenido la tienda… ¡nos hubiéramos quedado seguro! Os dejamos una galería de fotos del sitio, el turístico y el agreste.
Así que, como conclusión y consejo viajero del día: Nunca te conformes con lo que te ofrecen, siempre ve un poco más allá. Todo lo que te cuesta conseguir o descubres por tu cuenta, ¡sabe mejor!
5 comments
Qué ganas de volver me dan leyendo vuestro lindo relato!! Sigan, sigan explicando mijines!!
Y tu que nos leas, guapa!!!!
Genial. Un placer viajar con vosotros.
Gracias Gemma, nos alegra que nos leas!
Esperamos más. Continuad, por favor.